LAS CÁMARAS DE ECO Y EL AUGE DEL POPULISMO

Por: Eduardo Ascanio.

El concepto de cámaras de eco se ha utilizado desde hace algunos años para designar la manera en la que los ciudadanos consumimos información y sugiere que solo prestamos atención a las noticias que refuerzan nuestras creencias.

Actualmente hay opiniones encontradas sobre los orígenes y los efectos de las cámaras de eco. Hay quienes sostienen que se crearon a partir de las redes sociales y quienes creen que siempre han existido bajo el resguardo de los gatekeepers encargados de seleccionar la información en los medios tradicionales. También hay quienes piensan que las cámaras de eco tienen parte de culpa en la creciente polarización y quienes le restan importancia.

Analizando la dinámica política global del último lustro, es difícil no asociar la manipulación de las cámaras de eco con el auge del populismo. Quizás el ejemplo más claro sea la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos en 2016. El equipo de campaña de Trump implementó diversas campañas de desinformación basadas en la difusión de noticias falsas en redes sociales a sabiendas del poder multiplicador de plataformas como Twitter y Facebook.

Los resultados del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea también se debieron parcialmente a la proliferación de fake news. La campaña a favor del Brexit supo valerse de las inquietudes y miedos de gran parte de la población para hacerse de una victoria cuyas consecuencias son todavía inciertas. Recordemos el infame poster anti-inmigración utilizado por Nigel Farage en el que una imagen de refugiados cruzando la frontera entre Eslovenia y Croacia es presentada como si hubiese tenido lugar en el estrecho de Calais.

Vía The Guardian

Las estrategias electorales de desinformación también han dado frutos en nuestra región. La llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil no puede explicarse únicamente desde el rechazo al Partido de los Trabajadores sino también desde la difusión de noticias falsas a través de plataformas como Twitter, Facebook y WhatsApp. Una de las noticias falsas de mayor difusión durante la campaña electoral en Brasil aseguraba que la revista Veja iba a ganar 600 millones de reales por perjudicar la candidatura del líder ultraconservador.

En 1996, Marshall Van Alstyne y Erik Brynjolfsson alertaron sobre la cyber-balcanización de los medios de comunicación argumentando que la pérdida de valores compartidos era un riesgo para la democracia. Más recientemente, Zygmunt Bauman explicaba en una entrevista con el diario El País que “mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara”.

La manipulación de las cámaras de eco para aumentar la polarización y dividir al electorado seguirá siendo utilizada como una herramienta de comunicación política en el futuro próximo. Los ciudadanos no estamos exentos de responsabilidad si, por acción u omisión, nos hacemos partícipes de campañas cuyo propósito es desinformar. Nuestra responsabilidad consiste entonces en aprender a discernir fuentes fiables de información y a salir de la cámara de eco para entender una vez más que la realidad no está en blanco o negro.

SOBRE EL AUTOR:

 

EDUARDO ASCANIO GOSLING

Consultor de comunicación con 8 años de experiencia internacional en asuntos públicos, comunicación estratégica, manejo de reputación y sostenibilidad. Máster en Administración Pública con especialización en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad de Cornell y Máster en Comunicación Política y Corporativa por la Universidad de Navarra.

   @eduardoascaniog.   

 

Eduardo Ascanio Gosling