Por: Maite Mainero.
En los últimos años, los títulos que encontramos en cartelera son como de los noventas. Ir al cine, es viajar en el tiempo. Y es que los remakes, reboots y secuelas, han llegado para acaparar las cines, y no parece que se vayan a ir pronto.
Hay dos posturas en torno a esta tendencia, una a favor y una en contra. Aquellos que están a favor afirman que estos remakes sirven para darle acceso a las nuevas generaciones a los contenidos clásicos, además de ser una oportunidad para ‘modernizar’ las historias. Por su parte, los que están en contra aseguran que es un “atentado contra los clásicos” y que, al final, se corrompen las historias.
¿Quién tiene razón? Hasta cierto punto, ambos. En lo personal, por mucho tiempo me fue indiferente el tema, me parecía tan sencillo como que si hacían un remake de tu película favorita y estabas a favor, la fueras a disfrutar, y si estabas en contra, simplemente no la vieras. Sin embargo, todo cambió cuando decidieron hacer el remake de Ben-Hur en 2016.
Originalmente realizada en 1959, Ben-Hur es uno de los grandes clásicos del cine. En su momento fue nominada a doce Óscares, de los cuales ganó once. De hecho, ha sido una de las películas más taquilleras y con más Óscares en la historia del cine. Pero más allá del box office o los galardones, Ben-Hur es un joya cinematográfica por ser pionera en muchos aspectos, además de que su historia es fascinante. Pero luego, decidieron hacer el remake.
No cabe duda que darle acceso a las nuevas generaciones a películas clásicas es en sí, una muy buena idea; dejar de lado los agentes secretos, los aliens y los superhéroes para dar paso a historias trascendentes y profundas, es algo que definitivamente necesitan los jóvenes. No obstante, una cosa es darles acceso a empaparse de esta historias y la otra, atentar contra éstas. Y es que a fin de cuentas, la verdadera razón por la que Hollywood está haciendo remakes no yace en el altruismo, sino en el negocio. Así es, encontraron en éstos una forma rápida y segura para hacer dinero. ¿Qué mejor que reutilizar la receta que ya ha demostrado ser exitosa?
Aunque Hollywood siempre se ha caracterizado por ser un money-maker, no hace mucho todavía existía una cultura artística detrás. ¿Qué hizo que cambiara? En mi opinión, fue solo una cosa: la instantaneidad del mundo moderno. Plataformas como Netflix, Amazon Prime y HBO, obligan a los creadores a realizar contenido sencillo y que garantice que será redituable. Y es ahí, en esa urgencia por no quedarse atrás y masificar la producción cinematográfica para hacer contrapeso del streaming, que la calidad se descuida.
La (triste) realidad es que Hollywood ha dejado de lado su perfil artístico para llenar sus bolsillos a la brevedad posible, lo que ocasiona que la pureza, la esencia y como mencioné, la calidad de las producciones, vaya en decadencia. En este contexto, no hay cabida para las ideas originales, innovadoras y revolucionarias que generen incertidumbre de negocio, por lo que la apuesta se limita a apelar al contenido que ya cautivó a cierto nicho de público una vez , y por supuesto, los conmovió muchas más.
En esta línea, no podemos hablar de remakes sin tocar a Disney, quien es el que ha recibido mayores críticas por sus live-actions. En los últimos cinco años ha hecho seis remakes de sus clásicos animados, y el año que entra tiene en la sala de espera a dos más. Sin embargo, no es el único que está siguiendo esta tendencia. IT, Hombres de Negro, Jumanji, Blade Runner, Ghostbusters, RoboCop, entre muchas otras, están basadas en películas de los noventas y ochentas que, en su momento fueron un éxito, así que, ¿por qué no revivirlo?.
Confío en que hay historias allá afuera que valen más la pena que un remake de Lo Que El Viento Se Llevó o Casablanca, pero temo que las productoras no recuperen el valor de arriesgarse y de ofrecer en un futuro próximo, un cine lleno de arte y de historias que vuelvan a mover gente, no solo billetes.
SOBRE LA AUTORA:
MAITE MAINERO
Analista Jr en Politiks360º
La analista más joven del equipo. Realiza las investigaciones que sirven como base para las campañas, los productos analíticos y los contenidos creativos de toda la empresa.