Los acontecimientos políticos, como cualquier asunto humano, tienen siempre más de una lectura. Ya se sabe: todo es cuestión del color del cristal con que se mira. En este sentido, las recientes elecciones presidenciales en dos de los países más importantes de Latinoamérica, Colombia y México, pueden entenderse en claves diversas. Hay quien diría que hemos visto una renovación, el nacimiento de una esperanza para las dos naciones. Hay quien diría, de manera más pesimista, que todo cambió para seguir igual. ¿Cuál es la lectura correcta? Ambas. Veamos.